Desde el 21 de Mayo de 2014 a la fecha, el debate del aborto en Chile se ha acentuado producto del pronunciamiento de la Presidenta Bachelet en su discurso anual, sin embargo, la discusión lleva años en el congreso de la República sin ser resuelto. Por ello, nuevamente ha sido abierta la posibilidad de crear una ley que despenalice el aborto en Chile o que definitivamente lo apruebe; frente a esto ¿qué opina la Iglesia de Cristo?
Antes de referirme a los tres casos de despenalización de aborto, es necesario mencionar que esta instancia es una etapa previa a la legalización del aborto en todas sus formas, no solo porque es exactamente lo que ha ocurrido en otros países, sino porque en realidad el debate intenta convencer de que el aborto es una solución para casos difíciles de abordar, dejando la convicción de que es válido realizar un aborto. Bajo este enunciado, un cristiano no solo debe oponerse a esta situación, sino que además promover razones por las cuales no se debe aprobar el aborto en ninguna forma y/o situación, ya que debemos centrarnos en un punto: el aborto es la interrupción del embarazo y por tanto, es detener un proceso de vida.
Decimos que desde cualquier perspectiva el aborto se constituye en un nuevo problema para la sociedad y bajo ningún punto viene a proponerse como una solución para enmendar dificultades: no disminuye la mortalidad materna, no detiene la aparición de nuevos embarazos no viables, ni tampoco interviene en el número de violaciones.
En Chile es imposible saber la cantidad de abortos ya que no es legal y, por tanto, cualquier número es especulativo. El número que se promulga por los medios de comunicación es la cantidad de mujeres que se han atendido en un hospital y finalmente perdieron su embarazo en forma accidental o sin causa definida.
- Mortalidad Materna. Es definida por la OMS como “la causa de defunción de la mujer durante el embarazo, parto o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, debida a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo o su atención, pero no por causas accidentales o incidentales”[1]. Por esta razón, las mujeres que mueren por “mortalidad materna” pueden haber fallecido durante el embarazo, en el parto o durante los 42 días siguientes por otras causas diferentes a aborto. Aún así, por fuente de MINSAL, en 12 años (2000-2011) hubo 73 muertes (en promedio, seis al año), dentro de las cuales pudiese o no haber alguna causa por aborto. Al entenderlo así, las mujeres en Chile no necesitan comenzar a abortar de forma “segura” para dejar de morir, ya que no están muriendo por abortar.
- Inviabilidad Fetal. A pesar de que parezca grotesco, por un lado, mundial y éticamente no está definido cuando un feto es inviable, ya que para un chileno común podría ser una enfermedad mortal incompatible con la vida extrauterina, mas, en algunos países donde el aborto es legal, un embarazo deja de ser viable cuando, por ejemplo, el feto tiene sexo opuesto al deseado por los “padres”; por esta causa, nos encontramos en un terreno sin límites. Por otro lado, existen cada vez más historias concretas de personas que fueron categorizadas como fetos inviables y que en la actualidad son sanas y normales; solo esta razón per se es válida para defender al feto en gestación, permitirle nacer y darle los cuidados gestacionales para que evolucione.
¿Por qué existen fetos inviables? ¿Cuál es tú respuesta?… ¿Y si le preguntamos a los científicos: por qué no volcar nuestros esfuerzos en disminuir ese tipo de embarazos en vez de buscar la legalización de un “aborto terapéutico”? ¿Quién asume el costo, el feto o la sociedad en su conjunto?
- Violaciones. Quizás esta sea la causa de aborto que más nos estremece y cuesta defender. Sin embrago, sigue siendo una interrupción que, en vez de solucionar algo, puede agravar el problema de las violaciones, ya que el aborto inducido por coerción permanece oculto, perpetuando el ciclo. Esto quiere decir que, por ejemplo, una menor que es violada por alguien que vive con ella (que en la mayor cantidad de embarazos por violación es así) el supuesto violador podría llevarla a practicar un aborto, regresar a casa y seguir abusando sexualmente de ella. En otros casos (violador este fuera de casa), la violación es menos probable que termine en un embarazo: por causas biológicas, químicas, etc.
Siendo este un caso muy delicado, recuerdo con mucho asombro una mujer cercana a los 75 años que, al realizar su examen ginecológico anual, me comenzó a relatar parte de su historia sexual. Solo tuvo un hijo, el cual fue producto de una violación y tras lo cual nunca más tuvo actividad sexual. Ella me confidenció que al ser abusada fue en busca de ayuda y el profesional de salud en ese momento le insinuó realizar un aborto, sin embargo, ella pensó “después de esta situación tan traumante nunca más volveré a tener relaciones sexuales, por tanto, esta es mi oportunidad de ser madre”. Es una historia muy cruda, pero es la realidad de una adolescente que, en ese entonces, fue violada siendo virgen.
El punto en cuestión es que tratan de proponer el aborto como una solución para la mujer violada, cuando probablemente ella busca y necesita otra respuesta: ¿Qué dice la experiencia?, ¿Las fundaciones de acogida a la mujer violada están en contra o a favor del aborto?
El problema de fondo no se soluciona con interrumpir los embarazos y, como sociedad, se debería primero debatir en tormo a ello. ¿Qué origina que existan violadores? ¿Cuáles son las causas de patologías que generan embarazos no viables? ¿Qué lleva a “los padres” a decidir abortar a “sus hijos”? ¿Desde qué momento vamos a llamar hijo al ser gestado?: ¿desde que sale del medio intrauterino?
Consideramos que uno de los mayores problemas es la crisis de paternidad en la que se encuentra la sociedad en su conjunto. La ausencia de padres y consiguiente falta de identidad que acarrea, ha desencadenado en un sin número de situaciones que no tienen límites. ¿Quién enseña de sexualidad, valores, responsabilidad, respeto, etc.?, ¿Dónde están los formadores, guías, ejemplos de vida? ¿Qué necesita un niño/púber/joven para crecer sano y completo? Además, pareciera que algo ocurre en el corazón de nuestra generación y que ha cambiado el umbral de lo “aceptable”, pues, con el pasar de los años, socialmente se hace normal lo que considerábamos desaprobado; ¿estamos seguros de que es “modernidad”?, ¿Qué hay en el corazón de la gente que aprueba toda esta ideología de muerte?
Sin duda, la Iglesia tiene algo que decir y hacer, pero no se entienda la iglesia como institución religiosa, sino como el conjunto de hijos de Dios, que no deja de serlo por estar fuera de un templo, en el trabajo, la universidad, etc., sino que realmente saben que, tal como Jesús, son una voz de Dios Padre en el mundo.
Débora Medina de Castro
Matrona Universidad de Chile
Directora Ejecutiva CLP Oikonomos